jueves, 21 de enero de 2016

Desentrañando la Envidia

¿Conocéis esa sensación que te embarga cuando alguien posee algo que no tienes? 

A diario se presentan múltiples ocasiones en las que tendemos a comparar nuestro estado, experiencias o cualidades con las de nuestros semejantes y círculos más cercanos. A esta sensación se la llama ENVIDIA.

La envidia como todas las emociones tiene un origen neurofisiológico. En concreto el área cerebral involucrada es la corteza cingular (o giro cingulado), que es una porción de la corteza que rodea al cuerpo calloso y está incluida en el Sistema Límbico. La más estudiada es la corteza cingular anterior o cortex del cíngulo anterior (CCA) y su función es la integración de las emociones y el conocimiento. Asimismo la corteza cingular anterior está relacionada con los centros del dolor.


Vengo a hablaros de un artículo publicado en la revista Science elaborado por investigadores del Instituto de Ciencias Radiológicas de Japón. Estos investigadores llevaron a cabo un estudio utilizando imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) que es un procedimiento que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales mientras se ejecuta una tarea determinada.

Para el estudio se midió la actividad cerebral de estudiantes universitarios presentándole imágenes de personas por las que sentían envidia y luego les instaban a imaginar al sujeto envidiado en una situación desgraciada.


Ante la imagen de la persona envidiada se comprobó que cuando sentían envidia se activaban la corteza cingular anterior (CCA) y otras regiones cerebrales involucradas en el registro del dolor físico (Imagen 1).


Cuando imaginaban la “desgracia ajena” de la persona envidiada, se alegraban y se activaba el cuerpo estriado (Imagen 2), el cual está involucrado en los “sistemas de recompensa” (que son, por ejemplo, aquellos que se activan cuando comemos algo que nos gusta y eso nos hace felices).


A mayor envidia, mayor activación y mayor respuesta activa en los centros dopaminérgicos del placer del cuerpo estriado del cerebro.



¡Recapitulemos!

Así como la envidia surge en la misma región cerebral relacionada con el dolor físico; ver fracasar a otros genera una descarga de dopamina que activa los centros del placer del cuerpo estriado del cerebro, sintiendo placer por la “desgracia ajena”. Para este sentimiento los alemanes tienen un término “Schadenfreude” que sería algo así como alegría malsana; pero los japoneses tienen un refrán perfecto para esto: “Las desgracias de los otros saben a miel”.


Y ahora...os dejamos con la conclusión personal:


Más allá de esto, la envidia es un bagaje proporcionado por los dictámenes de la sociedad, los cuales están sustentados en la competitividad y no en la cooperación.

Aunque es un sentimiento bastante extendido, son pocos aquellos que lo demuestran abiertamente y normalmente es un sentimiento reprimido a nivel social. 

Esto ocurre porque tendemos a ver los logros de otros como fracasos personales. De hecho como dato curioso, de manera general envidiamos a aquellos que son como nosotros -del mismo sexo, edad, clase y currículum vitae- que a personas con un estatus superior o con más éxito sea de la índole que sea (éxito amoroso, académico, etc.).


Bibliografía:

Hidehiko, T. et. Al. (2009) When Your Gain Is My Pain and Your Pain Is My Gain: Neural Correlates of Envy and Schadenfreude. Science; 323(5916): 937 – 939.


NOTA: las imágenes utilizadas están extraídas de internet y las imagenes IRMf de la review que tenéis en la bibliografía.